Pros: fácil de insertar, elegante para maximizar el placer sin forzar (como tienden a hacer muchos consoladores y conejos "realistas"). Vibraciones profundas y roncas que mi cuerpo amó al instante. Fácil de alcanzar el clímax, sin esfuerzo ni entumecimiento. Y realmente silencioso. El vibrador más silencioso que he tenido nunca.
Contras: difícil de encontrar, pero me hubiera gustado *algo* de textura, por sutil que fuera, en su cabezal. Añadiría una capa extra de sensación a la estimulación externa.
Algo que puede ser tanto un pro como un contra, dependiendo de los gustos y las circunstancias: cada vez que usaba el Gii, no sólo dejaba un maravilloso resplandor posterior, sino también una reverberación placentera y PERSISTENTE -muchas horas- en lo más profundo de mi ser. Es como andar por ahí con el vibrador alojado en mí para siempre. Es difícil concentrarse en las actividades diarias en ese estado.